No todos los perros son iguales, ni hablar
Cada perro nos transmite un montón de cosas, desde la sumisión, la alegría, la tolerancia, el cariño, el respeto, la agresividad, el juego, en definitiva: sensaciones. La vida es un conjunto de esas sensaciones, que hemos de captar a nuestro alrededor, para estar plenamente vivos.
Cuando contemplo esos ojos y estas caras, me doy cuenta de la suerte que he tenido a lo largo de mi vida profesional, de poder a diario ver tocar y sentir el calor de estos perros y gatos que sus propietarios, han traído a mi consulta confiando en mi forma de hacer. Recuerdo una vez, que estando en una consulta veterinaria hace muchos años, con uno de los mejores especialistas en su tema, se dirigió a una clienta de la forma siguiente. ”A usted señora no le ha de importar lo que siento yo por los perros, ni si me gustan o no, a usted le ha de importar que conozca bien el problema que tiene y que lo solucione”, verdad. Realmente tenia razón, en ocasiones delante de un problema hay que ser frío y conocer bien el problema para solucionarlo. Pero nos olvidamos de algo muy importante. Además de las técnicas de los diagnósticos de las estadísticas y demás, hay una palabra mágica, EMPATIA que quiere decir COMPASION, el animal no se entera de nada, pero su propietario si, una caricia, un apretón de manos una caricia al perro depositar con empatia la mano sobre su lomo, o rascarle la cabeza, le estamos transmitiendo al propietario nuestro cariño, nuestra comprensión, y además le estamos proporcionando de una forma diferente nuestra ciencia. La amabilidad, la comprensión, en definitiva la comunicaron la comunión entre propietario-veterinario, favorece en la resolución o no del problema. En ocasiones las prisas o la intransigencia, nos convierten en meros mecánicos arreglando una pieza del motor. Pero esta pieza es parte DE ESTE MOTOR, que se llama, Lulu, Pecos, Tom o Linda. Y la amabilidad la empatía ayuda a seguir hacia el final, sea cual sea este. Alexandre Tarragó
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